DEPARTAMENTO DE TEOLOGÍA Y FORMACIÓN MINISTERIAL (DETYM) “SANTA MARÍA DEL NUEVO ÉXODO” UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA Altos de Jumaj, zona 6, Huehuetenango. Teléfono 78303512
CARRERA: DIPLOMADO EN TEOLOGÍA BÁSICA PARA EL PUEBLO DE DIOS
QUINTO SEMESTRE: LA VOCACION DEL SER HUMANO
CURSO: T-11 Los sacramentos de sanación, de acción y testimonio.
I. CLASE
PRESENTACION
Se tiene establecido como sacramentos de sanación, al sacramento de la reconciliación y unción de los enfermos. Y de acción y testimonio, al sacramento del sacerdocio y el matrimonio.
El sacramento de la reconciliación o confesión.
Vos sois los testigos, Lc.24, 46-48; más que testigos dios confiere a los apóstoles el poder de perdonar: recibid el espíritu santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedaran perdonados y a quienes se los retengáis se le quedaran retenidos (Jn 20, 22-23).
El sacramento de la unción de los enfermos.
¿Alguno de vosotros enferma? Llame a los presbíteros de la iglesia y oren sobre él, ungiéndole con el oleo en el nombre del señor. Y la fe del enfermo sanara le enfermo, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados Mc 6,13.
El sacramento del sacerdocio.
Aunque haya una continuidad ente los dos testamentos, su estructura sacerdotal es diferente. Consagrare a Aron y sus hijos para que desempeñen la función del sacerdocio. Entonces habitare en medio de los hijos de Israel y seré su Dios (Ex. 29,44-45). Pero este orden, como la ley, es la sombra de los bienes venideros y no la forma real de las cosas (Heb 10,1); no es aun la cosa en si misma, sino su anticipación, la sombra pre figurativa. Ahora bien Cristo deja abolido el primer orden de sacrificios
para establecer el segundo (Heb 10,9) se invierte el orden.
El sacramento del matrimonio.
La institución del matrimonio en el paraíso es una tradición muy antigua y solida. El señor hablando del matrimonio se refiere al antiguo testamento: ¿No leísteis? Mt 19, 4; y Ef 5, 31, el hijo no izo mas que confirmar lo que el padre instituyo. Ef 5, 32: Ap 19, 7-9; Dt 24,5, Gn 1,26; Mt 18,20; Cant 8,6; Hbr 2,7.
ACCIÓN
L'Action, o bien Ensayo de una crítica de la vida y de una ciencia práctica, es la obra en la que Maurice Blondel proponía en términos nuevos y renovadores el tema de fondo de la existencia ¿Tiene o no tiene la vida humana un sentido? ¿Tiene o no tiene el hombre un destino ?" (A., VII). Escrita como tesis doctoral en el año 1893, suscitó un amplio debate tanto en el campo filosófico como en el teológico; pero la tesis acabó imponiéndose como una obra que anticipaba en gran parte los caminos renovadores que recorrería posteriormente el concilio Vaticano II.
La intuición fundamental de L'Action consiste en afrontar la dialéctica de la existencia que se encuentra en una acción dinámica, en la que se percibe en cada uno de los individuos una "fisura abierta” y una “desproporción”. Este vacío no puede ser llenado por el sujeto, sino sólo por una intervención sobrenatural a la que hay que estar siempre abiertos. El punto de partida de Blondel es la verificación de una dialéctica permanente inherente en cada acción personal, que deja vislumbrar un doble orden de la voluntad: una voluntad queriente, que indica la tensión dinámica del espíritu y su apertura ilimitada; y una voluntad querida, que
permite registrar el logro concreto de la acción.
La obra se divide en cinco partes que van dejando atisbar progresivamente la necesidad. inherente a la acción misma, de comprender que el cumplimiento definitivo del hombre no puede darse en sí mismo, sino sólo en una apertura a una acción distinta de la suya, es decir, a una acción que requiere la intervención de
Dios.
La primera parte. titulada: “¿Existe un problema de la acción ?", estudia las premisas necesarias para que pueda plantearse el tema de la acción con sensatez. Blondel excluye la actitud del“diletante” y la del “esteta”, que revela una contradicción insanable, la de no querer comprometerse uno mismo de forma decisiva en la búsqueda del sentido. La segunda parte: “¿Es quizás negativa la solución del problema de la acción ?" surge de la crítica del pesimismo y del nihilismo, que, de diversa forma, llegan a la misma conclusión, y responde que querer la nada es una ilusión, ya que la nada no puede concebirse ni quererse. La voluntad que niega la nada sigue siendo una voluntad positiva de la afirmación del ser y no una negación suya. Viene luego lá tercera parte de L'Action: “La orientación natural de la voluntad”. Blondel muestra en cinco etapas que “en mis actos, en
el mundo, en mí mismo, fuera de mí, hay algo; pero no sé dónde ni cómo, ni sé de qué se tratan (A.. 41). Cada una de las etapas manifiesta con claridad la falta de adecuación entre lo que alcanza la acción concreta y lo que la
voluntad desea alcanzar. Se abre en este punto la cuarta parte: “El ser necesario de la acción”, que llega a una primera conclusión sobre la afirmación de lo “único necesario” como una verdad que vive dentro de la acción querida; para la persona, éste resulta ser el momento «de lo absolutamente imposible y absolutamente necesario”. La quinta y última parte de L'Action: «El cumplimiento de la acción”, ve lo sobrenatural presente en el cristianismo en cuanto religión revelada. Con L'Action, la reflexión filosófica y teológica recobra una densidad que Se había olvidado, la que permite poner de relieve el cumplimiento de la persona a la luz de una responsabilidad personal, que no prescinde de ningún intento a la hora de abandonarse libremente a la gracia.
TESTIMONIO
Es la traducción de la palabra griego martyría (de donde procede la palabra mártir); indica la capacidad de entrar en una relación interpersonal sobre la base de la narración de un hecho. El testimonio es ante todo lenguaje; pertenece al modo de expresarse del hombre y en algunos aspectos, es la expresión privilegiada del lenguaje humano, ya que crea actos concretos que la palabra hablada por sí sola no es capaz de indicar.
El testimonio surge en primer lugar en un contexto jurídico; es decir, se convierte en un acto mediante el cual se refiere lo que ha sido objeto de experiencia. Hay dos elementos que caracterizan a esta posición: el comunicar y el contenido de la comunicación; para que, además, la comunicación sea completa, se necesita la presencia de quien recibe el testimonio. Así pues, se puede pensar en él como en una relación que, en virtud de un contenido, se crea entre un sujeto que se expresa y otro sujeto que recibe. En este horizonte, la relación interpersonal entre los dos pertenece a la esfera más alta y profunda de la relación, ya que,en el terreno del contenido, los dos sujetos arriesgan la credibilidad de su propio ser.
El testigo, según su fidelidad o no fidelidad al proponer el hecho, manifiesta la veracidad o la falsía de su propio ser; el receptor del testimonio, al juzgar el grado de sinceridad del testigo, expresa su voluntad de salir de sí mismo para fiarse de la persona que le habla. En cada uno de los dos casos, los sujetos revelan su personalidad y su intimidad.
Esto explica por qué el testimonio no puede limitarse a ser una simple narración de hechos; se convierte más bien en compromiso, en empeño, en lenguaje performativo que, por su naturaleza, exige al sujeto que llegue hasta las últimas consecuencias : dar la propia vida por atestiguar la verdad de lo que atestigua. En este caso, el testimonio alcanza, incluso semánticamente, la expresividad total y coherente, ya que se convierte en martirio.
La Escritura recurre también de un modo privilegiado a la categoría de testimonio; su uso es rico y pluriforme.
En algunos momentos, sirve para definir a la misma revelación; en otros, su transmisión; y en otros, su credibilidad. Es sobre todo la teología de Juan la que hace del testimonio un contenido privilegiado de su evangelio. Atestiguar es sinónimo de revelar, ya que se recibe el testimonio como el atestado solemne de una experiencia realizada por el Hijo junto al Padre (cf Jn 3,1 1; 8,38; 8,40; 18,37).
Cristo Jesús es el testigo perfecto y fiel de Dios; por eso, no tiene necesidad que nadie le dé testimonio sobre la verdad de su persona y de su mensaje, ya que el Padre mismo atestigua la verdad que le manifiesta (Jn 8,7). En ese mismo acto, Jesús de Nazaret es testigo y testimonio, como consecuencia del hecho de ser al mismo tiempo revelador y revelación del Padre.
Por la intimidad de vida que habían disfrutado con Jesús ( 1 Jn 1,1 -3), sus discípulos son los primeros testigos de la resurrección del crucificado ( 1 Cor 15,3) y, en virtud de esta experiencia, son enviados al mundo para ser testigos acreditados de todo lo que él hizo (Hch 1,8; 10,41).
De la perspectiva bíblica se deducen algunas notas esenciales que constituyen el concepto teológico de testimonio; se pueden sintetizar de este modo: a} El testigo es depositario de una llamada que lo habilita para ser tal; por consiguiente, recibe una misión inderogable para el testimonio. b} El testimonio no se detiene en unos hechos esporádicos o contingentes; al contrario, afecta al sentido definitivo de la existencia personal. c} El testimonio no se da para uno mismo, sino que se ofrece al otro para provocarlo a la fe o a la reflexión; en este sentido se convierte en una proclamación". D} El testimonio es un compromiso concreto de vida; se realiza a través de las modalidades comunes de la existencia personal, por lo que puede decirse que es la vida la que atestigua. e} El testimonio cristiano es fruto de la gracia; por tanto, es primariamente iniciativa de Dios, que escoge y delega para esta misión.
Los creyentes, en virtud del bautismo, se insertan en la fe de la Iglesia y se convierten a su vez en testigos que transmiten y continúan el testimonio original de Jesucristo y de sus discípulos. Se debe particularmente a la acción del concilio Vaticano II la
recuperación de la categoría del testimonio en términos nuevos y actuales. Este término aparece más de 100 veces en los documentos del concilio (cf. LG 12. 31. 35; AA 13; AG 6. 11. 15.21...), pero sobre todo es interesante ver que se le describe como la forma y la expresión unitaria del ser y del obrar cristiano.
Al ser lenguaje, es necesario que el testimonio se concrete plenamente en la condición histórica y en el contexto en que debe expresarse, so pena de resultar incomprensible e ineficaz. Esto significa que existe una dialéctica entre las diversas formas de
testimonio que se presentan en cada ocasión. Su tarea será "convencer" al otro de la bondad y verdad de su contenido, para hacerle participar de la propia felicidad. La expresión de Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi es un índice de esta condición: "El hombre de hoy escucha de mejor grado a los testigos que a los maestros; si escucha a los maestros, es porque so testigos" (EN
40).
El testimonio no puede ser sólo personal; posee esencialmente el elemento eclesial que lo califica siempre y en todas partes cuando, al ser testimonio, es la fe de toda la Iglesia.
El cumplimiento del testimonio se lleva a cabo en el momento en que quienes lo reciben se convierten a su vez en testigos; aquí es, por consiguiente, donde se juzga de la veracidad y de la convicción del propio testimonio.
CARRERA: DIPLOMADO EN TEOLOGÍA BÁSICA PARA EL PUEBLO DE DIOS
QUINTO SEMESTRE: LA VOCACION DEL SER HUMANO
CURSO: T-11 Los sacramentos de sanación, de acción y testimonio.
I. CLASE
PRESENTACION
Se tiene establecido como sacramentos de sanación, al sacramento de la reconciliación y unción de los enfermos. Y de acción y testimonio, al sacramento del sacerdocio y el matrimonio.
El sacramento de la reconciliación o confesión.
Vos sois los testigos, Lc.24, 46-48; más que testigos dios confiere a los apóstoles el poder de perdonar: recibid el espíritu santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedaran perdonados y a quienes se los retengáis se le quedaran retenidos (Jn 20, 22-23).
El sacramento de la unción de los enfermos.
¿Alguno de vosotros enferma? Llame a los presbíteros de la iglesia y oren sobre él, ungiéndole con el oleo en el nombre del señor. Y la fe del enfermo sanara le enfermo, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados Mc 6,13.
El sacramento del sacerdocio.
Aunque haya una continuidad ente los dos testamentos, su estructura sacerdotal es diferente. Consagrare a Aron y sus hijos para que desempeñen la función del sacerdocio. Entonces habitare en medio de los hijos de Israel y seré su Dios (Ex. 29,44-45). Pero este orden, como la ley, es la sombra de los bienes venideros y no la forma real de las cosas (Heb 10,1); no es aun la cosa en si misma, sino su anticipación, la sombra pre figurativa. Ahora bien Cristo deja abolido el primer orden de sacrificios
para establecer el segundo (Heb 10,9) se invierte el orden.
El sacramento del matrimonio.
La institución del matrimonio en el paraíso es una tradición muy antigua y solida. El señor hablando del matrimonio se refiere al antiguo testamento: ¿No leísteis? Mt 19, 4; y Ef 5, 31, el hijo no izo mas que confirmar lo que el padre instituyo. Ef 5, 32: Ap 19, 7-9; Dt 24,5, Gn 1,26; Mt 18,20; Cant 8,6; Hbr 2,7.
ACCIÓN
L'Action, o bien Ensayo de una crítica de la vida y de una ciencia práctica, es la obra en la que Maurice Blondel proponía en términos nuevos y renovadores el tema de fondo de la existencia ¿Tiene o no tiene la vida humana un sentido? ¿Tiene o no tiene el hombre un destino ?" (A., VII). Escrita como tesis doctoral en el año 1893, suscitó un amplio debate tanto en el campo filosófico como en el teológico; pero la tesis acabó imponiéndose como una obra que anticipaba en gran parte los caminos renovadores que recorrería posteriormente el concilio Vaticano II.
La intuición fundamental de L'Action consiste en afrontar la dialéctica de la existencia que se encuentra en una acción dinámica, en la que se percibe en cada uno de los individuos una "fisura abierta” y una “desproporción”. Este vacío no puede ser llenado por el sujeto, sino sólo por una intervención sobrenatural a la que hay que estar siempre abiertos. El punto de partida de Blondel es la verificación de una dialéctica permanente inherente en cada acción personal, que deja vislumbrar un doble orden de la voluntad: una voluntad queriente, que indica la tensión dinámica del espíritu y su apertura ilimitada; y una voluntad querida, que
permite registrar el logro concreto de la acción.
La obra se divide en cinco partes que van dejando atisbar progresivamente la necesidad. inherente a la acción misma, de comprender que el cumplimiento definitivo del hombre no puede darse en sí mismo, sino sólo en una apertura a una acción distinta de la suya, es decir, a una acción que requiere la intervención de
Dios.
La primera parte. titulada: “¿Existe un problema de la acción ?", estudia las premisas necesarias para que pueda plantearse el tema de la acción con sensatez. Blondel excluye la actitud del“diletante” y la del “esteta”, que revela una contradicción insanable, la de no querer comprometerse uno mismo de forma decisiva en la búsqueda del sentido. La segunda parte: “¿Es quizás negativa la solución del problema de la acción ?" surge de la crítica del pesimismo y del nihilismo, que, de diversa forma, llegan a la misma conclusión, y responde que querer la nada es una ilusión, ya que la nada no puede concebirse ni quererse. La voluntad que niega la nada sigue siendo una voluntad positiva de la afirmación del ser y no una negación suya. Viene luego lá tercera parte de L'Action: “La orientación natural de la voluntad”. Blondel muestra en cinco etapas que “en mis actos, en
el mundo, en mí mismo, fuera de mí, hay algo; pero no sé dónde ni cómo, ni sé de qué se tratan (A.. 41). Cada una de las etapas manifiesta con claridad la falta de adecuación entre lo que alcanza la acción concreta y lo que la
voluntad desea alcanzar. Se abre en este punto la cuarta parte: “El ser necesario de la acción”, que llega a una primera conclusión sobre la afirmación de lo “único necesario” como una verdad que vive dentro de la acción querida; para la persona, éste resulta ser el momento «de lo absolutamente imposible y absolutamente necesario”. La quinta y última parte de L'Action: «El cumplimiento de la acción”, ve lo sobrenatural presente en el cristianismo en cuanto religión revelada. Con L'Action, la reflexión filosófica y teológica recobra una densidad que Se había olvidado, la que permite poner de relieve el cumplimiento de la persona a la luz de una responsabilidad personal, que no prescinde de ningún intento a la hora de abandonarse libremente a la gracia.
TESTIMONIO
Es la traducción de la palabra griego martyría (de donde procede la palabra mártir); indica la capacidad de entrar en una relación interpersonal sobre la base de la narración de un hecho. El testimonio es ante todo lenguaje; pertenece al modo de expresarse del hombre y en algunos aspectos, es la expresión privilegiada del lenguaje humano, ya que crea actos concretos que la palabra hablada por sí sola no es capaz de indicar.
El testimonio surge en primer lugar en un contexto jurídico; es decir, se convierte en un acto mediante el cual se refiere lo que ha sido objeto de experiencia. Hay dos elementos que caracterizan a esta posición: el comunicar y el contenido de la comunicación; para que, además, la comunicación sea completa, se necesita la presencia de quien recibe el testimonio. Así pues, se puede pensar en él como en una relación que, en virtud de un contenido, se crea entre un sujeto que se expresa y otro sujeto que recibe. En este horizonte, la relación interpersonal entre los dos pertenece a la esfera más alta y profunda de la relación, ya que,en el terreno del contenido, los dos sujetos arriesgan la credibilidad de su propio ser.
El testigo, según su fidelidad o no fidelidad al proponer el hecho, manifiesta la veracidad o la falsía de su propio ser; el receptor del testimonio, al juzgar el grado de sinceridad del testigo, expresa su voluntad de salir de sí mismo para fiarse de la persona que le habla. En cada uno de los dos casos, los sujetos revelan su personalidad y su intimidad.
Esto explica por qué el testimonio no puede limitarse a ser una simple narración de hechos; se convierte más bien en compromiso, en empeño, en lenguaje performativo que, por su naturaleza, exige al sujeto que llegue hasta las últimas consecuencias : dar la propia vida por atestiguar la verdad de lo que atestigua. En este caso, el testimonio alcanza, incluso semánticamente, la expresividad total y coherente, ya que se convierte en martirio.
La Escritura recurre también de un modo privilegiado a la categoría de testimonio; su uso es rico y pluriforme.
En algunos momentos, sirve para definir a la misma revelación; en otros, su transmisión; y en otros, su credibilidad. Es sobre todo la teología de Juan la que hace del testimonio un contenido privilegiado de su evangelio. Atestiguar es sinónimo de revelar, ya que se recibe el testimonio como el atestado solemne de una experiencia realizada por el Hijo junto al Padre (cf Jn 3,1 1; 8,38; 8,40; 18,37).
Cristo Jesús es el testigo perfecto y fiel de Dios; por eso, no tiene necesidad que nadie le dé testimonio sobre la verdad de su persona y de su mensaje, ya que el Padre mismo atestigua la verdad que le manifiesta (Jn 8,7). En ese mismo acto, Jesús de Nazaret es testigo y testimonio, como consecuencia del hecho de ser al mismo tiempo revelador y revelación del Padre.
Por la intimidad de vida que habían disfrutado con Jesús ( 1 Jn 1,1 -3), sus discípulos son los primeros testigos de la resurrección del crucificado ( 1 Cor 15,3) y, en virtud de esta experiencia, son enviados al mundo para ser testigos acreditados de todo lo que él hizo (Hch 1,8; 10,41).
De la perspectiva bíblica se deducen algunas notas esenciales que constituyen el concepto teológico de testimonio; se pueden sintetizar de este modo: a} El testigo es depositario de una llamada que lo habilita para ser tal; por consiguiente, recibe una misión inderogable para el testimonio. b} El testimonio no se detiene en unos hechos esporádicos o contingentes; al contrario, afecta al sentido definitivo de la existencia personal. c} El testimonio no se da para uno mismo, sino que se ofrece al otro para provocarlo a la fe o a la reflexión; en este sentido se convierte en una proclamación". D} El testimonio es un compromiso concreto de vida; se realiza a través de las modalidades comunes de la existencia personal, por lo que puede decirse que es la vida la que atestigua. e} El testimonio cristiano es fruto de la gracia; por tanto, es primariamente iniciativa de Dios, que escoge y delega para esta misión.
Los creyentes, en virtud del bautismo, se insertan en la fe de la Iglesia y se convierten a su vez en testigos que transmiten y continúan el testimonio original de Jesucristo y de sus discípulos. Se debe particularmente a la acción del concilio Vaticano II la
recuperación de la categoría del testimonio en términos nuevos y actuales. Este término aparece más de 100 veces en los documentos del concilio (cf. LG 12. 31. 35; AA 13; AG 6. 11. 15.21...), pero sobre todo es interesante ver que se le describe como la forma y la expresión unitaria del ser y del obrar cristiano.
Al ser lenguaje, es necesario que el testimonio se concrete plenamente en la condición histórica y en el contexto en que debe expresarse, so pena de resultar incomprensible e ineficaz. Esto significa que existe una dialéctica entre las diversas formas de
testimonio que se presentan en cada ocasión. Su tarea será "convencer" al otro de la bondad y verdad de su contenido, para hacerle participar de la propia felicidad. La expresión de Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi es un índice de esta condición: "El hombre de hoy escucha de mejor grado a los testigos que a los maestros; si escucha a los maestros, es porque so testigos" (EN
40).
El testimonio no puede ser sólo personal; posee esencialmente el elemento eclesial que lo califica siempre y en todas partes cuando, al ser testimonio, es la fe de toda la Iglesia.
El cumplimiento del testimonio se lleva a cabo en el momento en que quienes lo reciben se convierten a su vez en testigos; aquí es, por consiguiente, donde se juzga de la veracidad y de la convicción del propio testimonio.